¿Está el aborto realmente arraigado en nuestro sistema político?

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Artículo original : https://lesalonbeige.fr/lavortement-prend-il-vraiment-sa-source-dans-notre-systeme-politique

Por Michel Janva el 3 abril 2024 – En Le Salon Beige – Traducido por Elisa Hernández

Otras fuentes

https://www.patheos.com/blogs/frenchrevolution/2015/08/20/planned-parenthood-worse-than-aztecs-its-still-child-sacrifice-behind-even-behind-clinic-walls

https://www.noticonquista.unam.mx/imagen-popup/1848

En un artículo publicado en la página web de L’Homme nouveau, Stephen Vallet propone a los lectores el origen del aborto. Digamos de entrada que este artículo es decepcionante. Por un lado, es estéril y, por otro, se basa en la fuente equivocada.

Es estéril porque el autor no propone otra cosa que poner en tela de juicio la democracia moderna, sin proponer ninguna vía concreta para ello (pero ¿es ésta la manera de reavivar una cultura de la vida?):

Puesto que la soberanía pertenece al pueblo, cualquier idea de ley superior, natural, moral o religiosa se deja a su libre elección. Como soberano, le corresponde proclamar lo que es verdadero o falso, justo o injusto, bueno o malo. El «relativismo ético», denunciado por los últimos papas, está en la base misma de la democracia moderna. Si no lo comprendemos bien, nos agotamos cuestionando los efectos de un sistema político cuyos fundamentos mismos son intrínsecamente perversos.

La decisión de consagrar el derecho al aborto en la Constitución fue, por supuesto, una maniobra política. Se lava en la sangre de los inocentes al negarse a reconocer una autoridad superior a la de los hombres. Pero esta decisión es también un efecto lógico del sistema político en el que se tomó, del mismo modo que la destrucción de los judíos fue un efecto lógico del sistema político nazi, o la erradicación de los opositores mediante el uso de la fuerza productiva fue un efecto lógico del sistema soviético.

No podemos ni podremos oponernos seriamente al aborto sin cuestionar el sistema político que lo legalizó y consagró en la Constitución. Esto implica una verdadera conversión intelectual por nuestra parte, que nos exija ir más allá del conformismo social y moral y volver a las causas. ¿Somos capaces de ello?

Como escribió Volkoff, yo también soy medio demócrata… Pero mientras esperamos los efectos de la contrarrevolución, no acabo de ver en qué consiste este desafío al sistema político heredado de la ideología de la Ilustración. ¿Debemos dejar de votar, ya que ni un solo candidato presidencial quiere cuestionar el aborto (para las elecciones legislativas, aún podemos encontrar algunos)? ¿Debemos dejar de pagar nuestros impuestos, que financian el crimen contra los niños no nacidos? ¿Cómo podemos salir de este conformismo social y moral? Evidentemente, convendría predicar el reinado de Cristo Rey sobre los individuos, las familias y las sociedades, en la línea de la encíclica Quas Primas del papa Pío XI. Pero el artículo se queda seco.

Además, al acusar a la democracia moderna y a la Declaración de 1789, confirmada y completada por el preámbulo de la Constitución de 1946, que afirma en particular en su artículo 6 que «La Ley es la expresión de la voluntad general», el autor ataca sin duda una causa del relativismo y de la cultura de la muerte, pero ciertamente no el origen del aborto. El aborto no es un debate político, es ante todo una batalla espiritual, y por eso es tan crucial el desarrollo de las vigilias por la vida no nacida, lanzadas por Benedicto XVI. Porque «este tipo de demonio sólo sale mediante la oración y el ayuno» (Mateo 17:21 y Marcos 9:29).

El aborto es el retorno de los sacrificios humanos, destinados a rendir culto al diablo. Estos sacrificios existían por doquier en la Antigüedad y fueron abolidos tras el ascenso de la Iglesia. No en vano, el asesinato de niños no nacidos reaparece hoy en día… Todas las civilizaciones del mundo se entregaron a esta práctica, no sólo los mayas y los aztecas. Los registros arqueológicos nos dicen que el sacrificio humano, el sacrificio de niños, el asesinato de niños, es una constante de la civilización humana. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo pueden todas estas civilizaciones situadas en diferentes puntos de la brújula – que sabemos que no tenían contacto entre sí – llegar a la misma conclusión, a saber que, a cambio de matar a sus propios hijos, serían felices o estarían a salvo? En 2015, un antiguo satanista declaró que había practicado abortos rituales. Lo cuenta en un libro titulado El aborto es un sacrificio satánico.

El sacrificio humano tal y como aparece en el Códice Magliabechiano, Folio 70. La extracción del corazón se consideraba un medio para liberar el istli y reunirlo con el Sol: el corazón transformado de la víctima vuela hacia el Sol sobre un rastro de sangre.

https://www.noticonquista.unam.mx/imagen-popup/1848

En la época en que la Virgen se apareció a San Juan Diego en Guadalupe en 1531, los indígenas de México seguían apegados a su culto pagano de adoración a los demonios, que incluía sacrificios humanos. Poco después de las apariciones de la Virgen, casi 8 millones de indígenas pidieron ser bautizados. Fue ella quien puso fin definitivamente a los sacrificios humanos. En la imagen milagrosa de Nuestra Señora de Guadalupe que nos legó, lleva una faja negra que indicaba embarazo entre los aztecas. Es la única imagen milagrosa en la que la Virgen muestra también su maternidad divina. Es a causa de este signo de maternidad divina y del fin de los sacrificios humanos por lo que el movimiento provida ha tomado a la Santísima Virgen como patrona, bajo el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe.


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