Testimonio sobre el aborto

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Articulo original : https://lesalonbeige.fr/temoignage-sur-lavortement-2/

Por Michel Janva el 16 de marzo de 2024 – En Le Salon Beige – Traducido por Elisa Hernández

Testimonio de un padre de familia:

Este testimonio no juzga ni, mucho menos, condena a nadie. Es una oda a la vida.

Lo dedico:

  • A todos los hombres que deseaban tanto ser padres pero no pudieron serlo, porque su mujer o pareja decidió lo contrario. Las mujeres deben saber que se trata de una herida profunda que les afecta. Una herida que llevan en sí, en silencio.
  • A todos los hombres que quizá sólo se queden con el placer que puede dar una mujer, sin ver la felicidad que puede ofrecer. Que no pueden concebir la maravilla que es la vida que vendrá. Vida que ellos han contribuido a hacer florecer.
  • A todas las mujeres.
  • A las que dudan, a las que tienen miedo, a las que están bajo una presión insoportable. Para decirles que toda vida es bella. Porque es una vida que viene, que ya está aquí. Y toda mujer lo sabe en el fondo de su ser. La prueba está en que: ¿conoces siquiera a una mujer embarazada que diga a quienes la rodean «¡Estoy esperando un feto…!», o «¡el médico me ha dicho que mi bulto de células va de maravilla…!». Vamos…
  • A las que aceptaron. Que lucharon contra viento y marea. Que a menudo crían solas a su hijo. Con tanto valor, con tanta abnegación, que no puedo dejar de admirarlas y decirles: Gracias. Son las verdaderas heroínas de nuestro tiempo.
  • Y, por supuesto, a todos esos pequeños que nunca podrán decir «mamá, papá» mientras se acurrucan a su lado.

Me he enfrentado al aborto cuatro veces en mi vida, en mi familia.

Cuando nos enteramos de que esperábamos nuestro cuarto bebé, el mayor apenas tenía seis años, estábamos en plena quiebra. Los agentes judiciales vinieron a nuestra casa a llevarse nuestros muebles delante de nuestros aterrorizados hijos. Mi mujer incluso empeñó su anillo de compromiso para ayudarnos a pagar nuestras deudas. Acababa de aprobarse la ley de Simone Veil (quien luchó tenazmente hasta conseguir que el aborto se legalizara) y todos nuestros amigos nos aconsejaban abortar: «Dios lo entenderá, con todos los problemas que tienen…». Incluso el cirujano que me había operado de una hernia discal un año antes: «Señor, con su salud y la vida que lleva, lo natural sería que su mujer abortara…».

Hoy, nuestra cuarta hija es una mujer guapa, inteligente y con cuatro hijos.

La segunda vez que me enfrenté a la posibilidad de abortar fue cuando una de nuestras hijas esperaba un hijo con un hombre al que sólo conocía de quince días. Ella estaba sin empleo, él también. Él era budista y pertenecía a una cultura completamente diferente. A su favor, tanto ella como él querían quedarse con él. Para algunos, era una locura. Nosotros les animamos totalmente, sin ninguna reserva. Hoy es un adolescente guapo, sensible e inteligente.

La tercera vez fue cuando una de nuestras hijas esperaba un hijo con síndrome de Down. Es cierto que ella y su marido, un hombre generoso, querían tenerlo. Les apoyamos en su decisión, porque toda vida es un don de Dios y merece la pena ser vivida. Hoy tenemos una niña con síndrome de Down. La niña más hermosa con síndrome de Down.

La cuarta vez fue hace unos meses. Una de nuestras nietas esperaba un hijo cuando sólo tenía diecisiete años y su pareja tenía la misma edad. Estaba feliz de estar embarazada. Su pareja, tras refunfuñar un poco, acabó aceptándola. También allí les animamos a abrazar la alegría y la belleza de dar a luz, aunque pueda parecer una locura a una edad tan temprana. Hace un mes nació un niño precioso. Nuestra nieta nos dice que sólo llora cuando le duele algo, o cuando tiene hambre, o cuando quiere que la tomen en los brazos.

Tienen razón, por supuesto, en dar la palabra principalmente a las mujeres que han abortado, porque el 70% de ellas tienen secuelas físicas o psicológicas (además, incluso para los que creen que el aborto es una terapia para eliminar un estado de angustia, ¿qué se puede decir de una terapia que tiene tantos efectos secundarios? ¿No debería prohibirse? ¿Cuántos medicamentos se han retirado del mercado por mucho menos que eso)? Pero también es bueno que toda mujer, todo hombre, sepa que cuando confías en la vida, nunca te decepcionará. Sólo hay que tener el valor de afrontarlo.


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