Cardenal ‘Tucho’: no hay arrepentimiento ni por Fiducia Supplicans ni por su libro pornográfico

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Artículo original : https://www.medias-presse.info/tucho-fiducia-supplicans-livre-pornographique/184751/

 por Francesca de Villasmundo – 11 de enero de 2024, Traducido por Elisa Hernández

Asediado por las críticas de todas partes, tanto por Fiducia suplicante, que autoriza la bendición de dúos invertidos, como por su libro La Pasión Mística. espiritualidad y sensualidad, el cardenal ‘Tucho’ contraataca.

Tucho’, el prelado y amigo de Jorge Mario Bergoglio, y el hombre de muchos escándalos

Víctor Manuel Fernández, el cardenal nombrado por Francisco para presidir el dicasterio de la doctrina de la fe y que sacudió a la Iglesia con la publicación de Fiducia supplicans, que autoriza las bendiciones para las parejas de hecho y las formadas por homosexuales, no tiene intención de dar un paso atrás. Ni sobre la Fiducia ni sobre su libro La Pasión Mística. Espiritualidad y sensualidad.

Tras las críticas y la negativa a aplicar Fiducia supplicans de varias conferencias episcopales, sobre todo en África, «Tucho» ha tenido que enfrentarse en los últimos días a un segundo frente de críticas: ciertos extractos de su libro La pasión mística. Espiritualidad y sensualidad, escrito en 1998. Al leerlos, queda claro por qué el Vaticano bergogliano, imprudente al nombrar a Víctor Fernadez, pero no estúpido, había omitido de la bibliografía de «Tucho» esta obra que pretende ser místico-espiritual, pero que en realidad es salaz y blasfema.

Sin embargo, a pesar del bochorno causado en el Vaticano por estos dos casos, el cardenal argentino persevera y firma, sin remordimientos ni arrepentimientos. Hoy ha concedido una entrevista a La Stampa para contraatacar.

El imperio bergogliano, a través de «Tucho», contraataca

En esta entrevista, el cardenal argentino parece intolerante con las críticas que ha recibido en relación con la Fiducia supplicans y el comunicado de prensa publicado el 4 de enero 2024 para aclarar su contenido.

En la entrevista, rechazó a quienes expresaron dudas sin mucha consideración. «Esta declaración se parece a una catequesis para adolescentes», declaró Fernández, estando consciente de que la protesta contra el contenido de la Declaración procedía de muchas conferencias episcopales, sobre todo africanas, y de varias diócesis de todo el mundo.

La declaración que indica un máximo de 10 a 15 segundos para estas nuevas bendiciones se redactó, afirma el cardenal argentino, porque «algunas personas escribieron que no entendían concretamente cómo debían tener lugar» y, por tanto, «para no dejar dudas». Sin embargo, el texto del 4 de enero no ha sido seguido de reacciones de satisfacción por parte de los obispos que habían acogido Fiducia supplicans con frialdad.

La tipología de las bendiciones: una vida apostólica espontánea en las aceras

«La bendición, en el sentido de bendición «pastoral», no litúrgica, no puede ser ni sacrílega ni blasfema», insiste Fernández en la entrevista, reiterando la ampliación del concepto de bendición que él mismo decidió con Fiducia supplicans y de la que no hay rastro en documentos que tratan el mismo tema, como el Sacramentum caritatis de Benedicto XVI. Esta diferenciación no se discutió en el Sínodo sobre la Sinodalidad, que en cualquier caso concluirá el próximo mes de octubre. «La Declaración nos recuerda que también hay una vida apostólica espontánea en las aceras», dijo el cardenal argentino.

A quienes acusaban a las bendiciones arco iris de sacrílegas, lo que sin duda son, el prefecto, que es más LGBT que católico, respondió que «un sacrilegio o una blasfemia sería comulgar con odio en el corazón, o aceptar que se encarcele o mate a un ser humano sólo por su orientación sexual».

En apoyo de su opinión, totalmente ajena a la doctrina católica, subrayó la continuidad de la doctrina a lo largo de los últimos cincuenta años del Concilio, señalando que, mucho antes de Fiducia supplicans, el Catecismo de la Iglesia Católica promulgado por Juan Pablo II en 1992 ya condenaba explícitamente estas actitudes, escribiendo que las personas homosexuales «deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza. Debe evitarse todo signo de discriminación injusta contra ellas».

El libro del escándalo

Fernández también respondió a la polémica suscitada por la publicación de capítulos de su libro La pasión mística. Espiritualidad y sensualidad en los que, además de describir detalladamente los órganos y actos sexuales, se preguntaba «si estas particularidades del hombre y la mujer en el orgasmo se dan también de alguna manera en la relación mística con Dios». Pero en otro pasaje, el teólogo argentino, que entonces tenía 36 años, describe «una experiencia de amor, un encuentro apasionado con Jesús, que me contó una adolescente de dieciséis años».

El cardenal declaró a La Stampa: «No hay errores teológicos, pero ya había pedido que se retirara y hoy lo escribiría de otro modo». El pasado mes de julio, cuando se anunció el nombramiento de Fernández como Prefecto para la Doctrina de la Fe y se adjuntó una lista de algunas de sus publicaciones, no se incluyó el título de 1998.

El prelado admitió al periódico turinés que se sentía atacado: «Sentirse odiado no es agradable, sobre todo porque no hay elementos tan terribles que justifiquen esta dureza», dijo, y añadió que también había recibido «mensajes amenazadores en tres ocasiones».

El arrepentimiento está bien por las faltas o supuestas faltas de los demás, en particular de las instituciones católicas, pero no por la publicación de textos heréticos y pornográficos. Esta es la conclusión que se puede sacar de los dos escándalos a los que se enfrenta su principal responsable, el cardenal Víctor Manuel Fernández, conocido como «Tucho», Prefecto de la Congregación «conciliar» para la Doctrina de la Fe, ya que los documentos de esta congregación están impresionantemente alejados de la teología católica, tanto en su conjunto como en sus detalles.


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