en Política – por Pierre-Alain Depauw – 9 de diciembre de 2023
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Compartimos con nuestros lectores este mensaje de Virginie de Araujo-Recchia sobre el tema de las vidrieras de Viollet-le-Duc en Notre-Dame de París amenazadas por Emmanuel Macron:
¡Católicos! ¡Levántense! ¡Nuestra Señora está siendo atacada! ¡Nuestra fe está siendo atacada!
«La tercera decisión, en cambio, es totalmente inaceptable. Mientras que el Ministerio de Cultura ya había examinado la posibilidad de sustituir las vidrieras de Viollet-le-Duc de las capillas de la nave por obras contemporáneas, y había abandonado oficialmente la idea (véase la noticia del 24/11/20), Emmanuel Macron acaba de decidir, por su cuenta, sin respetar ninguno de los procedimientos normales de decisión, realizar este proyecto en seis de las siete capillas de la nave sur.
Al parecer, responde a una petición de monseñor Ulrich, arzobispo de París, a sabiendas de que el clero lleva mucho tiempo soñando con un gesto así, al menos desde 2010. Sin embargo, como reveló esta mañana en BFMTV la periodista del periódico Libération, Bernadette Sauvaget, fue el propio Presidente de la República quien pidió al prelado que le escribiera una carta solicitándole la instalación de estas vidrieras contemporáneas.
Hemos podido confirmar esta información gracias a otra fuente, que nos ha dicho que había transmitido la solicitud a través del Établissement Public de Reconstruction de Notre-Dame (Institución pública para la reconstrucción de Notre-Dame).
Una de las razones esgrimidas por Emmanuel Macron es «marcar el siglo XXI«.
Pero el siglo XXI ya ha dejado su huella a fuego en Notre-Dame, y quizá sea suficiente. Dice que en Julio «esta propuesta se presentó en principio a las comisiones competentes», y añade que «la apoya plenamente», dando a entender que esas «comisiones» han dado su aprobación. El Presidente de la República está diciendo una enorme mentira. En ningún momento el comité competente, es decir, la Comisión nacional del patrimonio y la arquitectura, que se reunió en Julio para decidir sobre el mobiliario de la catedral (ver artículo), debatió esta cuestión, que había sido decidida a favor de la conservación de las vidrieras de Viollet-le-Duc por la entonces ministra de Cultura, Roselyne Bachelot. Monseñor Ulrich se limitó a aludir a ello en su discurso introductorio al inicio de la comisión.
Estas vidrieras en grisalla, aunque muy sencillas y puramente decorativas, forman parte de un programa elaborado por Viollet-le-Duc para cumplir unos objetivos concretos, que corresponden también a un minucioso estudio histórico realizado por el arquitecto.
Mediante la instalación de vidrieras figurativas en el coro alto, vidrieras «legendarias» en el deambulatorio, apóstoles, profetas, evangelistas, reyes de Judá y ángeles en los cruceros, y grisailles en la nave, Viollet-le-Duc explicó que «esta disposición se ajusta, en la medida en que puede juzgarse por el laconismo de los textos, a lo que existía antes de la destrucción de las vidrieras en 1758. Con este programa y los ensayos, será fácil, o al menos posible, llegar a un conjunto completo y armonioso, sobre todo si el trabajo se asigna a cada artista según su talento».
Querer retirar estas vidrieras históricas, protegidas como monumentos históricos, y sustituirlas por vidrieras figurativas contemporáneas constituiría, por tanto, una profunda alteración de la obra de Viollet-le-Duc, en una parte que no se vio afectada por el incendio en ningún momento.
No se trata de una restauración, sino de un vandalismo deliberado, que dudamos sea aceptado por los innumerables donantes de la suscripción nacional para Notre-Dame.
Estas vidrieras, cuya retirada perjudicaría el equilibrio lumínico y la integridad del estado histórico de la catedral, deben conservarse, máxime cuando ya han sido limpiadas y consolidadas durante la restauración de estas capillas».
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