Eslovaquia rechaza el tratado de pandemias de la OMS

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Fuente : https://www.medias-presse.info/la-slovaquie-contre-le-traite-pandemie-de-loms/183360/

por Pierre-Alain Depauw – Traducido por Elisa Hernández

Los políticos eslovacos se manifiestan en contra del tratado sobre pandemias de la Organización Mundial de la Salud, muy criticado por pretender anular la soberanía de las naciones en caso de que la OMS declare una epidemia mundial. Estonia ya ha rechazado el tratado propuesto y Nueva Zelanda ha frenado su adhesión al mismo.

 Tratado globalista

«A los globalistas les gustó el control ejercido sobre las personas durante la pandemia de COVID-19, así que quieren convertirlo en la nueva norma en el futuro», declaró el eurodiputado y Presidente del Movimiento Republika, Milan Uhrík. «Eso es lo que prepara el nuevo acuerdo sobre la pandemia». 

Este proyecto de tratado de la OMS sobre pandemias, que se espera esté finalizado para su consideración en la 77ª Asamblea Mundial de la Salud en 2024, pretende ser un «acuerdo global sobre prevención de pandemias» y se aplicaría a los 194 países miembros de la organización.

La iniciativa surgió en diciembre de 2021 en respuesta a lo que la OMS describió como el «fracaso catastrófico de la comunidad internacional a la hora de demostrar solidaridad y equidad en respuesta a la pandemia del coronavirus (COVID-19)».

Los detractores del tratado, que se ha propuesto junto con nuevas enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (RSI) de la OMS, han expresado su honda preocupación por el impacto de los controles globalizados de la salud pública en la soberanía de los países miembros. El Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que la oposición al tratado se basa en «información errónea» y que los temores a una pérdida de soberanía nacional son «absurdos».

Sin embargo, en Eslovaquia, donde los votantes eligieron recientemente al primer ministro populista Robert Fico, muchos representantes electos se manifiestan en contra del tratado de la OMS. Según algunos legisladores, el tratado es un intento «globalista» de hacerse con el poder bajo el pretexto de la preparación ante emergencias.

Tomáš Taraba, Ministro de Medio Ambiente (Partido Nacional Eslovaco), declaró que «el gobierno no aceptará ningún tratado de la OMS que transfiera la soberanía nacional en la lucha contra cualquier pandemia a un organismo supranacional».

Afirmó que tal transferencia de soberanía nacional está prevista «en los documentos de trabajo» del tratado, y que «se supone que la OMS tiene derecho a negar la soberanía de los Estados y los derechos humanos».

El propio Primer Ministro eslovaco también parece rechazar el proyecto de tratado sobre la pandemia propuesto por la OMS.

Líder populista, Fico hizo campaña contra la prestación de ayuda militar a Ucrania, se opuso firmemente a la inmigración masiva procedente de países de Oriente Medio y rechazó la agenda LGTB. Aunque fue miembro del Partido Comunista al principio de su carrera, se le ha comparado con el líder conservador húngaro Viktor Orbán y con el expresidente estadounidense Donald Trump por su retórica nacionalista y su rechazo a las prioridades globalistas actuales.

En un discurso pronunciado el 17 de noviembre, el recién elegido Primer Ministro afirmó que su partido «no apoyaría el fortalecimiento de los poderes de la Organización Mundial de la Salud a expensas de los Estados soberanos en la gestión de la lucha contra las pandemias».

Según una traducción al inglés del discurso compartida en las redes sociales, Fico calificó el tratado de «disparate» que «sólo podrían haber inventado las codiciosas compañías farmacéuticas que han empezado a percibir la oposición de ciertos gobiernos a la vacunación obligatoria».

«Según la Constitución de la República Eslovaca, la validez de tales acuerdos internacionales en favor de la Organización Mundial de la Salud requiere el consentimiento del Consejo Nacional de la República Eslovaca», dijo, añadiendo que no «cree que los partidos políticos soberanos de Eslovaquia expresen tal aprobación» y que su partido «desde luego no lo hará».

Estonia y otros países también se oponen al tratado

Y la oposición al tratado de la OMS no se limita a Eslovaquia. Nueva Zelanda ha presionado para que se realice una «prueba de interés nacional» antes de firmar el tratado.  Estonia ha rechazado categóricamente el tratado.

En Estados Unidos, muchos gobernadores y congresistas republicanos han dado la voz de alarma sobre el proyecto de acuerdo de la OMS, que, según los críticos, cedería la soberanía nacional a la organización transnacional en emergencias de salud pública como COVID-19.

El año pasado, el gobernador republicano de Florida y candidato republicano a la presidencia en 2024, Ron DeSantis, se opuso a la propuesta, argumentando que las «élites» habían defendido «políticas perniciosas» durante la pandemia de COVID-19 y que «de ninguna manera» Florida «apoyaría jamás» este acuerdo mundial.

La gobernadora republicana de Dakota del Sur, Kristi Noem, el gobernador republicano de Virginia, Glenn Younkin, y el senador republicano por Florida, Marco Rubio, también rechazaron el tratado y las enmiendas al RSI, argumentando Rubio que las enmiendas «darían el control de las decisiones sobre salud pública de Estados Unidos a la corrupta OMS».

Texto modificado pero aún ambiguo

Un proyecto de tratado enmendado parece reafirmar la soberanía nacional durante las pandemias, pero hace claramente una excepción para los países cuyas políticas serían consideradas perjudiciales por la OMS.

Según la versión modificada, «de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional», los Estados miembros de la OMS conservan «el derecho soberano a determinar y gestionar su enfoque de la salud pública, incluidas la prevención de pandemias, la preparación, la respuesta y la recuperación» de los sistemas sanitarios, de acuerdo con sus propias políticas y legislación, siempre que las actividades bajo su jurisdicción o control no causen daños a sus poblaciones ni a otros países.  Queda por ver cómo determinaría la OMS en la práctica si las actividades de los Estados miembros han «causado daño a sus poblaciones y a otros países» o no.

Durante la epidemia de COVID-19, los países y estados que incumplieron las directrices nacionales e internacionales al negarse a imponer mascarillas, vacunas, normas de contención, etc., fueron ampliamente condenados por los medios de comunicación de izquierdas y por expertos que sugerían que estos estados y países estaban perpetuando la propagación del virus al no cumplir las controvertidas recomendaciones de salud pública.


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