A PRIMA.

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En los salmos se habla frecuentemente de subir al pueblo de Jerusalén. Jerusalén es la imagen del alma, que vive en el templo de Dios, y ésta de la Iglesia militante y triunfante, ciudad fundada por Jesús. Prima se compone de los salmos 119 (un grito de dolor), 120 (un canto de confianza), 121 (un cántico de deseo), estos indican al cristiano los sentimientos que debemos hacer crecer para el día que comienza: el cristiano es está exiliado, es un peregrino camino al cielo pero el Señor es su guardia. Podemos aplicar estos salmos a Nuestra Señora que huye a Egipto, viviendo entre los extranjeros con una confianza inquebrantable.

V. Dios te salve, María

Llena eres de gracia

El Señor es contigo

R. Y bendita tú eres

Entre todas las mujeres

Y bendito es el fruto

De tu vientre, Jesús. 

V. Dios mío, ven  en mi ayuda. 

R. Señor date prisa en socorrerme. 

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. 

Cómo era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Así sea.

De Pascuas a Septuagenaria: Aleluya 

De la Septuagenaria a Pascuas: Gloria a Vos, Señor, Rey eterno.

HIMNO.

Hacedor del orbe, 

acuérdate 

Que una virgen admirable 

En su purísimo seno te vistió de nuestra carne. 

María, Madre de gracia, de clemencia dulce madre, 

Líbranos del enemigo 

Y en la muerte no nos faltes.

Jesús a Vos se de la gloria, Hijo de la Virgen Madre. Y al Padre y al almo Espíritu

 por los siglos eternales así sea.

ANTÍFONA.

Permíteme o Virgen sagrada, que anuncie Vuestras alabanzas: dadme valor contra Vuestros enemigos.

SALMO 119.

Al Señor clamé en medio de mi angustia
Yo clamé y* Él me respondió.

¡Salva mi alma, Oh Dios, *del labio mentiroso
y de la *lengua calumniadora!

¿Qué te dará o qué te aprovechará,
*Oh lengua engañosa?

Agudas saetas de valiente
*con brasas de enebro.

¡Ay de mí, que moro en Mesec
*y habito entre las tiendas de Cedar!

Mucho tiempo ha morado mi alma
*Entre aquellos que aborrecen la paz.

Estoy por  la paz apenas de eso hablo,
*Ellos no piensan que en  guerra.

Gloria al Padre y al Hijo, y *al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
*Por los siglos de los siglos. Amén.

SALMO 120.

Pero en este exilio no se está solo: el Señor cuida sobre él. El camino a Jerusalén, es un camino escabroso y peligroso también, el camino al cielo lo es, entonces necesitamos de ayuda divina. Levantemos los ojos durante este día, hacia la montaña del altar donde está el divino guardián, para que nos proteja y no caigamos en el camino.

Dirijo la mirada hacia los montes*: ¿de dónde me llegará ayuda?

Mi socorro me viene del Señor, *que hizo el cielo y la tierra.

No deja que tu pie dé un paso en falso, *no duerme tu guardián;

jamás lo rinde el sueño o cabecea *el guardián de Israel.

El Señor es tu guardián y tu sombra, *el Señor está a tu diestra.

Durante el día el sol no te maltratará, *ni la luna de noche.

Te preserva el Señor de todo mal, *Él guarda tu alma.

El te guarda al salir y al regresar, *ahora y para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo, y *al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
*Por los siglos de los siglos. Amén.

SALMO 121.

Éste salmo de los peregrinos de Jerusalén, lo aplicamos a la Jerusalén cristiana, a la iglesia militante y triunfante, una, Santa, católica y apostólica donde todo está aliado a Jesucristo, ciudad de paz y de alegría, hacia la cual convergen todos los hijos de Dios. 

Nuestra Señora también es la casa de Dios, la ciudad del gran Rey construido en la paz, concebido en la gracia, en el Corazón de aquellos que se reúnen con alegría, todos los hijos de Dios. 

Alegrémonos con Jerusalén y prometamos quedarnos ahí: Ave María, gratia plena… Ora pro nobis peccatiribus.

¡Qué alegría cuando me dijeron: “*Vamos a la casa del Señor”!

Ya están pisando nuestros pies* tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén, que está edificada
*Como ciudad compacta, bien unida,

A la cual suben las tribus, las tribus del Señor,

*Según el precepto dado a Israel

Para alabar el nombre del Señor.

Porque allí se establecieron tronos para juicio,
*Los tronos de la casa de David.

Oren ustedes por la paz de Jerusalén:
*Sean prosperados los que te aman.

Haya paz dentro de tus muros,
*Y prosperidad en tus palacios».

Por amor de mis hermanos y de mis amigos,
*Diré ahora: «Sea la paz en ti».

Por amor de la casa del Señor nuestro Dios
*Procuraré tu bien.

Gloria al Padre y al Hijo, y *al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

ANTÍFONA.

Permíteme o Virgen sagrada, que anuncie Vuestras alabanzas: dadme valor contra Vuestros enemigos.

CAPÍTULO. 

Yo fui creada por él desde el principio, desde antes de los siglos, y jamás dejaré de existir. En la mansión sagrada, en su presencia, ofrecí el culto y, así, en Sión me establecí; en la ciudad predilecta me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder.

R. Demos gracias a Dios.

V. Después del parto, oh Virgen, *permaneciste siempre Inmaculada.

V. Después del parto, oh Virgen, *permaneciste siempre Inmaculada.

V.  Madre de Dios, interceder por nosotros.

R.  permaneciste siempre Inmaculada

V.Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Después del parto, oh Virgen, *permaneciste siempre Inmaculada.

V. Dios te salve, María

Llena eres de gracia

El Señor es contigo

R. Y bendita tú eres

Entre todas las mujeres

Y bendito es el fruto

De tu vientre, Jesús.

V. Dios mío venid en mi auxilio  (o también se puede decir, la paz sea con vosotros ) 

R. Señor apresuraos en socorrerme. ( y con vuestro Espíritu )

Bendigamos al Señor.

ORACIÓN 

Oremos:

Oh Dios, que nos dejaste la memoria de Vuestra Pasión en éste admirable Sacramento, concédenos venerar de tal manera los sagrados misterios de Vuestro Cuerpo y de Vuestra Sangre, de manera que que podamos sentir dignamente en nosotros los frutos de Vuestra Redención. Vos que vives y reinas por los siglos de los siglos. 

R. Amén.

V. Dios mío venid en mi auxilio  (o también se puede decir, La Paz sea con vosotros ) 

R. Señor apresuraos en socorrerme. ( y con vuestro espíritu)

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios. 

En caso de que esta sea la última hora que se rece por el momento se dice:

V. Dios te salve, María

Llena eres de gracia

El Señor es contigo

R. Y bendita tú eres

Entre todas las mujeres

Y bendito es el fruto

De tu vientre, Jesús. 

Qué por la misericordia de Dios las almas de los fieles difuntos reposen en paz. 

R. Así sea.